Desde el Mirador:
Lo acontecido en Bélgica es una muestra más de la escalada virulenta de la guerra, emprendida por los extremistas árabes en contra de la civilización. Los países europeos que permitieron la inmigración árabe están pagando un precio muy alto por su bondad, sino hay que ver los mortales ataques, dirigidos a la población civil e indefensa, sucedidos en Francia, España, Inglaterra y ahora en Bélgica. Estos hechos por si solos justifican que se implante la pena de muerte para todo terrorista convicto, y para quienes ayuden y cobijen su fatal tarea.
Afortunadamente la justicia europea no es letra muerta, salvo en España, en donde el largo brazo del PRI soltó al maleante ex gobernador de Coahuila y sus secuaces convictos de infinidad de desfalcos y trapacerías.
Para colmo, desayunamos con la noticia de que nuestra ínclita secretaria de Relaciones Exteriores pide a los turistas mexicanos no viajar a Bélgica por el peligro de los atentados, como si viviéramos en un estado de perfecta armonía y paz.
Otro peligro que nos acecha, y este si de magnitud superior, es el de las elecciones en nuestro vecino país, con la campaña de un republicano de corte absolutamente fascistoide, retrograda y llena de amenazas de todo tipo para los indocumentados, la gente de color y las indemnes minorías. Pensamos en que en los Estados Unidos prevalecerá la cordura y derrotará al radicalismo que impregna a una fuerte capa de sus habitantes. Podríamos vivir una guerra comercial o de cualquier otro tipo, desencadenada por ese individuo impregnado de maldad y locura, así que es hora de que tanto nuestro gobierno, como las asociaciones civiles de nuestro vecino país, se unan para hacerle frente a esta potencial amenaza.
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