“Desgraciadamente el TLCAN no ha sido lo que se esperaba, y mucho menos para México, pues ninguno de los cinco objetivos que se planteó se ha cumplido debido a que después de su firma no hubo estrategia alguna para alcanzarlos”, ha expresado Arnulfo R. Gómez, catedrático de Economía en la Universidad Anáhuac.
El consultor internacional señala que el proyecto de establecer un área de Libre Comercio en América del Norte, en lo que sería el mercado más grande del mundo, con una población de cerca de 400 millones de personas, que generaría un Producto Regional Bruto de más de 9 billones US (1994), era algo visionario, “desgraciadamente no se ha logrado la tan ansiada integración comercial ni productiva debido a que México no pudo ni supo definir una estrategia para aprovechar las ventajas comparativas y en su lugar se puso a firmar TLCs de manera compulsiva. Tampoco logró aprovechar las ventajas comparativas para incrementar la competitividad ni tuvo una política de competitividad que le permitiera cumplir con el resto de los objetivos que son el aumento de la inversión extranjera directa en la región, incrementar los flujos de IED hacia México, generar empleos y finalmente, tampoco logró generar empleos ni elevar el nivel de vida de la población”, ha puntualizado.
Entre 2001 y 2016, el TLCAN es el bloque que más ha perdido, pues su PIB cayó de representar el 36.29% del PIB mundial a sólo 28.37%, siendo México el que más perdió al caer un 34.4% en su participación en la generación de riqueza mundial, EE.UU. lo hizo con 21.97% en tanto que Canadá lo hizo en 6.82%”.
Arnulfo R. Gómez
Catedrático de la Universidad Anáhuac México
De acuerdo con Gómez, durante los primeros 23 años de vigencia del TLCAN, México vivió en una zona de confort ideal para que nos desarrolláramos, sin embargo, eso no se logró pues a partir de 2001, los retrocesos en todas nuestras variables económicas han sido enormes debido a la carencia de políticas públicas realistas lo que no permitió mantener la competitividad del marco sistémico y, por tanto, nuestra competitividad cayó del 34º lugar en 1998 hasta el 51º lugar en 2016, fundamentalmente, por la pésima calidad de las instituciones públicas que descendió de la 56ª a la 116ª posición, los trámites y regulaciones del 117º a 118º, en tanto que la confianza en las autoridades y políticos mexicanos de la 94ª a la 124ª, como consecuencia de la incapacidad de los funcionarios para generar políticas públicas realistas que incidan positivamente en el desarrollo del país.
Detalla que la competitividad de la economía mexicana en el periodo 1994/2001 permitió cierto dinamismo en el proceso exportador, mayormente, generado por la presencia de empresas transnacionales, en gran parte norteamericanas establecidas en nuestro país que implementaron políticas corporativas muy exitosas al realizar transacciones intrafirma, por lo que nuestra exportación al TLCAN pasó del 85.72% al 90.74% del total de nuestras ventas, en tanto que nuestra importación procedente de la región pasó de 71.09% a 76.22% en 1999.
Sin embargo, explica, a partir de 2001 numerosas empresas salieron del país -900 de ellas maquiladoras en gran parte norteamericanas- que ante un marco cada día menos competitivo se ubicaron, principalmente en Asia, por lo que nuestra exportación al TLCAN presentó una ligera tendencia decreciente, pero mucho más preocupante es que la importación procedente del TLCAN se redujo de forma mucho más drástica y acelerada de tal manera que del 76.47% que importamos de ese origen en 1999, pasó a 48.88% en 2016 pues algunas plantas norteamericanas radicadas en México, que utilizaban insumos procedentes de Canadá y EE.UU., migraron a Oriente, lo que jugó en contra del primer objetivo del TLCAN: la integración comercial y productiva entre los tres socios.
“Desgraciadamente, los teóricos del comercio exterior pensaron que con firmar el TLCAN todo se iba a arreglar sin tomar en cuenta que el TLCAN solamente era el marco de referencia que permitiría el acceso preferencial de los productos mexicanos al mercado más grande del mundo y que, para poder penetrarlo y consolidar nuestra posición en ese mercado, era necesario definir una estrategia en materia de competitividad, de fomento, de comercio exterior, de promoción de exportaciones y de captación de flujos de IED”, destaca el catedrático.
En lugar de trabajar en esos conceptos, explica, se adoptó el axioma de la mejor política industrial es la que no existe, “complementada con una apertura comercial ilógica que incluyó la firma compulsiva de TLCs con otros 46 países y una desgravación unilateral totalmente incoherente que sólo generó enormes retrocesos en todas las variables económicas de México, ocasionando que hayamos caído como economía mundial, como país exportador y como destino de la IED, especialmente en los 15 años más recientes en que han estado en vigor todos esos TLC’s y los 33 APPRIS que, según esos teóricos, iban a generar enorme desarrollo y riqueza en el país”.
Así, ninguno de los cuatro primeros objetivos del TLCAN se ha alcanzado (integración comercial y productiva, aprovechamiento de las ventajas comparativas, mayor competitividad y captación de mayores flujos de IED); consecuentemente, el quinto tampoco se logró, mismo que consistía en crear empleos y elevar el nivel de vida de la población.
“Hoy, que Trump establece la necesidad revisar el TLCAN para lograr la generación de valor agregado en su país y en la región, México debe replantear su política de comercio exterior para aprovechar sus ventajas comparativas, definiendo una política para mejorar su competitividad, y una estrategia de promoción de exportaciones y captación de IED realista, abandonando el esquema de simulación e improvisación que lo ha caracterizado en los 25 años más recientes, para realmente lograr una integración productiva con Canadá y EE.UU.”, subraya Arnulfo R. Gómez.
* Arnulfo R. Gómez es catedrático de la Universidad Anáhuac México. Consultor internacional y ex Consejero Comercial, Adjunto de la embajada de México. Cónsul para asuntos comerciales en el puerto de Rótterdam y Consejero Comercial para el Benelux y países escandinavos y Consejero Comercial en Québec y las provincias marítimas de Canadá.
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