En el momento actual en que vivimos, soplan vientos de fronda. En el mundo entero hay inquietud y desasosiego, sobre todo por el panorama político y económico. En lo político, en muchos países, sobre todo europeos, hay una fuerte tendencia a irse a los extremos opuestos de derechas o izquierdas recalcitrantes, que tiende a desestabilizar a las distintas poblaciones, que ya no saben qué pensar o a quién hacerle caso. En lo económico, tenemos en el Reino Unido el problema del Brexit, y en el resto del mundo el caos provocado por el orate que gobierna o desgobierna el vecino país del norte.
Este individuo impresentable, pretende manejar su nación como si fuera su negocio particular, careciendo del mas mínimo conocimiento de diplomacia, poseedor de una enfermiza egolatría, y lo peor, incapaz de rodearse de gente con los conocimientos y experiencia necesarios para manejar un país, haciendo caso únicamente de su retrograda voluntad, y sin prestar atención a las alarmas rojas que lo rodean, como los vaivenes de los indicadores económicos del Wall Street, o los avisos y opiniones autorizadas de los prestigiosos economistas que avisan de la cercanía de una crisis económica de proporciones incalculables para su país y el mundo entero.
Si ustedes han leído algo de historia universal, verán que estos tiempos se asemejan a los tiempos que se vivían antes de la segunda guerra mundial, en que se crearon monstruos como Franco, Mussolini o Hitler, los cuales con su locura llevaron el mundo al caos y a la destrucción. Pero el mundo y las personas son de memoria corta y no se dan cuenta de que la historia se repite y tiene sus ciclos. No pretendemos ser agoreros o portadores de malas vibras, pero siendo positivos no podemos negar ni dejar de ver el mundo en su situación actual.
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