Hace más de treinta años, cuando llegamos a esta ciudad, obviamente había menos gente y por consiguiente menos carros, pero había muchísimos más agentes de tránsito a pie o en moto, ahora aparecen solo de vez en cuando, y eso solo para empeorar el tráfico.
En los EE.UU. las delegaciones las llaman condados, y estos se sostienen económicamente con lo que recaban por concepto de infracciones. Lo mismo se podría hacer en nuestra ciudad, el día que se encuentre a una persona lo suficientemente inteligente para pensar en eso al frente del municipio. A esos policías se les podría pagar con parte de las multas que impusieran, claro está que habría que inventar un sistema para que no se dediquen únicamente a ‘morder’, lo cual es parte de su idiosincrasia genética.
Otro problema reside en la sincronización de los semáforos, que parece instrumentada por un niño de 5 años. Sin embargo, hay un problema mayor que es la inconciencia de muchos conductores que circulan a 100 por hora en avenidas y vías ‘rápidas’, y claro, todavía no conocemos los radares que miden las velocidades, y de los agentes motociclistas, ni sus luces.
Aunado a todo esto, en los cruceros se arman constantes embotellamientos, provocados por los inconscientes o torpes que no respetan el derecho de paso. Si surgiera un jefe de tránsito medianamente inteligente y preparado, la recaudación obtenida de las infracciones representaría una mina de oro para el municipio, a pesar de que todavía no conocemos un presidente municipal o gobernador que tenga por ideal o mística el servir y no servirse.
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