El GPS fue desarrollado por el ejército de EE.UU. en la década de 1970 con la intención de mejorar los procedimientos de navegación existentes. Hasta ese momento, la navegación de vuelo dependía en gran medida de radares y de la ruta visual.
Desde la década de 1940, los pilotos habían seguido rutas determinadas por “balizas” terrestres, ya fuera en forma de señales de radio (radiobalizas) o marcadores visuales. Era un sistema imperfecto aunque las radiobalizas aún se siguen usando en la aviación.
En Fiji, por ejemplo, solo cinco torres de control estaban equipadas con una radiobaliza, lo que significa que en el 80% del enorme espacio aéreo del país, los pilotos no tenían un radar en el que confiar. Las cosas se volvían más difíciles cuando se trataba de volar sobre el mar. Sin radiobalizas, los pilotos utilizaban una técnica de cálculo de navegación que usa la última ubicación conocida para estimar la ubicación actual; además de la navegación celeste, que usa como referencia las posiciones de los cuerpos celestes como el Sol, la Luna o un planeta, a medida que se comparan con el horizonte visible.
En cambio, con la tecnología de GPS, la ubicación de un avión puede actualizarse de manera continua y precisa mediante la triangulación de los datos entre los satélites y su ubicación en la Tierra.
Su uso en la guerra
En 1978, el primero de los 24 satélites que completaron el sistema GPS entró en órbita. Inicialmente, el Departamento de Defensa de EE.UU. se planteó cobrar al público por usar su sistema GPS. Pero un accidente de aviación en 1983 hizo a Estados Unidos revertir esta decisión. Un avión de pasajeros coreano se desvió de su ruta y fue derribado sobre el espacio aéreo de la Unión Soviética, que en ese momento estaba restringido a la aviación internacional.
Tras el incidente, el entonces presidente de EE.UU., Ronald Reagan, anunció que el GPS estaría disponible abiertamente. Esta decisión allanó el camino para que varias compañías desarrollaran equipos para uso civil.
A fines de 1990, 16 satélites de GPS estaban instalados y funcionando, lo suficiente para que el sistema funcionara en la mayoría de los casos en todo el mundo. El potencial del GPS se estaba haciendo evidente. Pero su uso para la aviación comercial tenía que probarse en un entorno controlado antes de que fuera factible aprobar la adopción generalizada de este servicio.
El rol fundamental de Fiji de
vuelos dentro de sus fronteras
Con su creciente industria turística y una gran demanda de vuelos dentro de sus fronteras, la pequeña nación insular estaba ansiosa por mejorar su sistema de navegación.
Fiji estaba bien posicionada para ser pionera. Para ser una nación pequeña, su industria de aviación nacional estaba bien desarrollada, con 19 aeródromos comerciales más siete aeropuertos privados. Y con más de 300 islas repartidas en un área de 500.000 kilómetros cuadrados de océano, las pruebas podrían abarcar tierra, mar, montañas, patrones de clima tropical intenso y largas rutas de vuelo, todo dentro de un mismo espacio aéreo.
Fiji le ofreció a la Administración Federal de Aviación de EE.UU. (FAA, por sus siglas en inglés) ser el campo de prueba para la navegación GPS. La FAA acordó financiar la operación, suministrando equipo y soporte técnico a cambio del conocimiento que podría obtener del experimento. Llevaría más de un año preparar el sistema. Además de la instalación del equipo, se tuvieron que trazar nuevas rutas de vuelo, desarrollar manuales y entrenar a pilotos y tripulaciones.
En 1994, Fiji se convirtió oficialmente en el primer país del mundo en incorporar el GPS en su sistema de navegación, demostrando que el GPS podía mejorar la aviación de muchas maneras, haciéndola más rápida, eficiente y segura.
En el cuarto de siglo transcurrido desde que Fiji adoptó la navegación GPS para sus vuelos domésticos, la tecnología se ha extendido a todo el mundo. Ahora existen un total de 31 satélites, y la mayoría de los 24 originales han sido retirados y reemplazados.
Los cambios del clima ya no son un obstáculo para la aviación como antes.
Antes del GPS, la tendencia era regresar [al aeropuerto de origen] cuando se encontraba mal tiempo. El GPS aseguró que se llegaría al destino, incluso en una tormenta o con terrible visibilidad.
Los aviones ahora pueden volar durante horas sobre el océano con una ruta precisa, y más cantidad de aviones pueden estar volando a la vez de forma segura.
En México, se requiere que Proveedores de Servicios de Navegación Aérea (ANSPs), aerolíneas y aeropuertos sigan haciendo inversiones en tecnología e instalaciones para asegurarse que los sistemas de Comunicación, Navegación y Vigilancia (CNS) y el control de tránsito aéreo se desarrollen a la par del crecimiento de la demanda…es la única manera de estar a la altura de los retos del futuro.
*Con información de Sarah Stodo, BBC Travel
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