30 años de liderazgo panista en Baja California

El Partido Acción Nacional ha perdido su hegemonía de 30 años debido a una descomposición interna que lo ha llevado a la debacle. No se puede decir que el PAN en Baja California lo haya hecho mal, tiene cosas malas y cosas muy buenas, lamentablemente también tiene pésimos capítulos e iniciativas relacionadas con corrupción e impunidad, que se han recrudecido en la gestión del actual gobernante Francisco “Kiko” Vega de Lamadrid.

En una visita a Baja California, durante la campaña presidencial, el ahora presidente Andrés Manuel López Obrador, dijo que el PAN llegó al poder en Baja California y por aquí habría de salir, y como si hubiera sido una premonición, así sucedió.

Con este editorial se inicia una nueva etapa en la vida política de Baja California. El 1 de octubre tomaron protesta cinco nuevos alcaldes encabezados por el partido Morena, y el próximo primero de noviembre lo hará Jaime Bonilla Valdez como el candidato que logró con el apoyo de su partido sacar al PAN del poder.

El reto para los nuevos dirigentes morenistas es muy grande, ya que toman un estado que es pujante, cuna de la industria maquiladora a nivel nacional, donde se concentran las mayores inversiones en los sectores de productos médicos, aeroespacial y electrónica, en el que se está gestando el mayor polo de desarrollo en Turismo de Salud y Bienestar de México, con la frontera más transitada del mundo, colindante con el estado de California que si fuera un país sería la séptima economía mundial, y cuya ubicación es su mayor fortaleza.

Con este cambio se rompen muchas estrategias y acuerdos alcanzados, pero también se gestan nuevas oportunidades. Oportunidades basadas en que los tres órdenes de gobierno, el federal, estatal y los ayuntamientos de Baja California están por primera vez en la historia dirigidos por un solo partido.

El reto es enorme, sobre todo por el tiempo, ya que estas administraciones tienen una vigencia de solo dos años, tiempo en el que deben demostrar a la ciudadanía que saben gobernar mejor que el PAN, PRI, PRD y demás partidos que conforman la minoría política de Baja California.

Con este cambio esperemos que la famosa frase del ex Gobernador Ernesto Ruffo, “los líderes nacionales nos atienden pero no nos entienden”, que pone de manifiesto la complejidad de trabajar con diferentes visiones, estrategias y políticas, no se vea reflejada en esta nueva etapa, porque no habrá mucho margen de error. La comunicación y las acciones que emprendan los alcaldes, el gobernador y la federación deberán estar alineadas y los grandes beneficiarios debemos ser los ciudadanos.

Arturo González Cruz, el XXIII Alcalde de la ciudad de Tijuana, que representa más del 50% de la población de Baja California, inició su gestión con el pie derecho y con una frase que rompe con los tradicionales slogans publicitarios “Tijuana tiene Prisa”. Desde aquí, le deseamos el mejor de los éxitos al igual que al resto de alcaldes y próximo gobernador.

Entre los retos más apremiantes que enfrentarán nuestros gobernantes está la seguridad ciudadana, la movilidad en la ciudad de Tijuana y la Garita Otay II, un proyecto que a pesar de haberse concebido hace 20 años todavía no es una realidad.

Cuando “Kiko” Vega llegó a la gubernatura sus prioridades fueron, 1.- Garita de Otay II, 2.- Tren de carga San Ysidro-Tecate-Plaster City, que luego creció con un ramal de Ensenada a Tecate, 3.- Aeropuerto Ojos Negros, 4.- Desaladora de Ensenada y Rosarito, 5.- Generación de Energía Eléctrica y conexión a la red nacional, entre otros. De estos grandes proyectos ninguno ha llegado a concretarse, por lo que nos preguntamos qué destino tendrán estas millonarias inversiones iniciadas en su mayoría con recursos recabados de impuestos.

Como dije, el reto de estas nuevas administraciones es enorme, mucho ruido vendrá en un futuro, esperemos que ese ruido traiga cosas positivas. Desde aquí les deseamos lo mejor porque si a ellos les va bien, a Baja California le irá mejor.