Eric Yuan, fundador de la empresa de video conferencias Zoom, ingresó a la lista de multimillonarios de Forbes, con una fortuna estimada en US$7.800 millones.
Hijo de ingenieros especializados en minería, Yuan nació en la provincia de Shandong, China. Tras estudiar ingeniería en el gigante asiático, se fue a trabajar cuatro años a Japón antes de comprar un boleto de avión con rumbo a los EE.UU. El desafío de Yuan era llegar al país más rico del mundo para subirse a la ola de innovación tecnológica que estaba creciendo a mediados de los 90 en California.
Su visa fue rechazada en ocho ocasiones antes de que finalmente pudiera conseguir el permiso para vivir y trabajar en el país. Así fue como en 1997 Yuan llegó a los 27 años a iniciar una nueva vida en Silicon Valley.
Aunque hablaba poco inglés, no tardó mucho en encontrar un lugar donde podría desarrollar sus habilidades.
Comenzó trabajando como programador en la firma WebEx. Una década más tarde la empresa fue adquirida por Cisco Systems, donde Yuan llegó a convertirse en vicepresidente de Ingeniería.
En 2011 el emprendedor presentó a los ejecutivos de Cisco su proyecto para crear una aplicación para realizar videoconferencias que no solo funcionara en computadoras de escritorio y tabletas, sino también en teléfonos celulares.
La idea fue rechazada y Yuan renunció a la empresa para fundar su propio negocio: Zoom.
El desafío de conseguir inversores
Tras renunciar a Cisco, se le hizo muy difícil conseguir inversores que creyeran en su proyecto. La resistencia estaba anclada en el argumento de que ese negocio estaba saturado y no había realmente espacio suficiente para otro competidor.
Tuvo que pedirle dinero prestado a amigos y familiares, según Financial Times.
“Si comienzas una empresa, el momento es muy importante”, le dijo al periódico, explicando que la expansión de los teléfonos inteligentes y las tecnologías de almacenamiento de información en la nube crearon las condiciones para que se crearan productos como Zoom.
Incluso su esposa no estaba convencida, según contó Yuan a Forbes. “Le dije, ‘sé que es un viaje largo y muy duro, pero si no lo intento, me arrepentiré'”.
Así fue como aquel viaje comercial lo llevó a desarrollar una plataforma orientada a facilitar las reuniones de trabajo a larga distancia en un sector muy competitivo.
El salto durante la pandemia
La firma comenzó a crecer hasta que en abril del año pasado se abrió al mercado bursátil debutando exitosamente en el Nasdaq.
Desde ese momento, la acción de Zoom tuvo uno de los mejores desempeños en la categoría software en la nube y logró mantener el precio inicial de US$62, incluso cuando el sector tuvo una fuerte caída bursátil en septiembre.
Hacia fin de año las cosas iban bien, pero el escenario cambió radicalmente cuando un brote de coronavirus comenzó a propagarse por el mundo.
En medio de la pandemia los mercados financieros se hundieron, mientras que la acción de Zoom subió casi 140%. En diciembre la empresa tenía 10 millones de usuarios al día; en marzo 200 millones; y en abril 300 millones, según datos de la propia empresa.
Estimaciones de mercado señalan que la fortuna de Yuan habría aumentado más de US$4.000 millones en solo tres meses como resultado de las medidas de confinamiento y el alza en la demanda por comunicación a distancia.
¿Por qué la empresa sobrepasó a otros grandes competidores como Microsoft Skype o Google Hangouts?
Expertos del sector tecnológico coinciden en que la masificación del producto se debe a que el servicio es simple de usar, no requiere que el usuario se registre, pueden unirse hasta 100 personas en la misma conferencia y es gratuito.
Pero como si fuera un arma de doble filo, esa misma facilidad para usar la aplicación dejó al descubierto un escándalo en temas de seguridad y privacidad.
Así como Zoom dejó de ser exclusivamente una herramienta empresarial y pasó a convertirse en una aplicación masiva para todo tipo de público, la empresa quedó expuesta a los ataques y dejó en evidencia su vulnerabilidad.
La prensa denunció casos de hackers que ingresaban a las videoconferencias y publicaban contenido ofensivo o pornográfico en un fenómeno conocido como “zoombombing”. Y quedó en evidencia que la grabación de las reuniones tampoco era segura, dado que otras personas podían acceder al material sin ninguna autorización previa.
Yuan reconoció que no habían respondido a las expectativas de privacidad y seguridad, al tiempo que anunció la implementación de una serie de medidas de seguridad para enfrentar el problema.
Lo que no se sabe es si el éxito de Zoom a nivel masivo le permitirá mantener o aumentar su base de clientes empresariales, qué nuevas estrategias desplegarán los competidores y hasta qué punto la demanda por este tipo de servicios volverá a su nivel pre-pandemia.
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