El mundo, y América Latina y el Caribe (ALC) en particular, está sufriendo las devastadoras consecuencias físicas, ecológicas y socioeconómicas del cambio climático. Las altas concentraciones de población y actividad económica de nuestra región hacen que las zonas urbanas de ALC sean vulnerables a las perturbaciones relacionadas con el clima. Esto significa que las ciudades están llamadas a ser actores fundamentales en los esfuerzos de descarbonización de la región.
Aunque muchas de nuestras ciudades están a la vanguardia en la planificación y diseño de políticas medioambientales para mitigar y adaptarse a las consecuencias del cambio climático, la financiación sigue siendo un cuello de botella. A escala mundial, se calcula que se necesitan 93 billones de dólares para financiar infraestructuras resilientes de bajas emisiones, y que el 70% de este valor debe invertirse en zonas urbanas. Del mismo modo, con un coste anual de entre 4,5 y 5,4 billones de dólares al año, las ciudades tendrán que dedicar una parte importante de sus presupuestos a la adaptación al cambio climático, muy por encima de las inversiones anuales previas a la pandemia.
América Latina y el Caribe es uno de las regiones más afectados por el cambio climático
Aunque existen grandes diferencias entre los países de ALC, tres tendencias estructurales han contribuido a aumentar la demanda de financiación subnacional en la región:
- La descentralización en muchos países ha otorgado a las entidades subnacionales cada vez más responsabilidades de gasto, autoridad para recaudar ingresos y capacidad para contraer deuda.
- Dado su alto nivel de urbanización (81%), la región requiere una inversión sustancial en infraestructuras resilientes de calidad a gran escala, que con un 2,5% del PIB de la región, se sitúa muy por debajo de otras economías emergentes.
- Los mercados de deuda subnacionales han experimentado una transformación progresiva.
¿Cómo se financian las ciudades?
Las ciudades de la región obtienen su financiación de diversas fuentes, las cuales podrían dividirse en dos grandes bloques:
1.Recursos locales, regionales o nacionales:Las ciudades recurren a ingresos de fuentes propias (como impuestos sobre la propiedad, alquileres de activos existentes y diversas tasas), transferencias fiscales de gobiernos nacionales o regionales y movilización de recursos nacionales
2.Mediante préstamos y subvenciones: Las ciudades también financian algunas de sus necesidades de infraestructuras mediante una combinación de préstamos y subvenciones concedidos a través de programas ministeriales nacionales o entidades financieras intermediarias. Sin embargo, la financiación privada y la financiación subnacional siguen estando infrautilizadas.
Las ciudades obtienen su financiación a través de impuestos, transferencias, préstamos, subvenciones, etc
Cuatro instrumentos emergentes para financiar ciudades verdes:
- Deuda Subsoberana:
Los préstamos subnacionales de los mercados internacionales de capitales están disponibles de forma selectiva para las ciudades de la región, sujetos a las leyes y políticas nacionales. Suelen ir acompañados de una garantía soberana, lo que tranquiliza a los prestamistas, mejora las condiciones y reduce el coste de los préstamos. Sin embargo, esto restringe la capacidad de muchas ciudades para acceder a los recursos y poner en práctica la visión de los líderes locales, ya que todo depende de las prioridades y límites de la garantía soberana. El acceso a la deuda subsoberana requiere la aplicación de principios bancarios sólidos, lo que a menudo se traduce en la solvencia municipal, una sólida capacidad para demostrar flujos de ingresos predecibles y una recaudación de ingresos eficiente, una buena planificación y gestión financiera, y la capacidad de preparar y ejecutar una cartera de proyectos financiables.
Aunque son pocas las ciudades grandes y medianas de la región que responden a este perfil, Sao Paulo o Ciudad de México cuentan ya con calificaciones crediticias que respaldan sus bonos municipales, como también Barranquilla o Mendoza. Sin embargo, un número considerable de urbes encierra un potencial cada vez mayor. Para materializar este potencial e incentivar a las ciudades para que cuentan con un perfil adecuado para obtener préstamos subnacionales, las instituciones financieras internacionales pueden apoyar programas de capacitación y reformas estructurales que refuercen las capacidades de preparación de proyectos, gestión financiera y gobernanza a nivel local. Asimismo, estas instituciones internacionales pueden desarrollar simultáneamente instrumentos subnacionales de deuda y de reparto/mitigación de riesgos (por ejemplo, fondos de garantía) para hacer frente a incertidumbres como el riesgo cambiario).
- Fondos de Desarrollo Municipal:
Los fondos de desarrollo municipal pueden proporcionar un camino de transición para lograr la preparación de las ciudades para recibir deuda subsoberana. Ampliamente utilizados en los países de la OCDE, pero también en otras economías emergentes, los fondos de desarrollo municipal se establecen a nivel nacional en la forma de un intermediario financiero que canaliza recursos en una combinación de préstamos y/o donaciones y, en algunos casos, proporciona financiación combinada. Aunque sus mecanismos de operación y financiamiento varían de un país a otro, estos fondos han demostrado ser fundamentales para promover la disciplina fiscal y generar capacidades para el desarrollo de proyectos, el repago y los antecedentes crediticios.
En la región, FINDETER en Colombia y PARANACIDADE en Brasil son dos casos destacados. Si bien desde el punto de vista operativo algunos también pueden canalizar transferencias fiscales, los fondos de desarrollo municipal requieren el establecimiento de marcos regulatorios sólidos sobre el endeudamiento subnacional, límites prudenciales adecuados y mecanismos transparentes de evaluación y aprobación para el endeudamiento de los gobiernos locales.
3.- Instrumentos basados en la recuperación de plusvalías:
Para muchas ciudades, la tierra es un activo primario, a menudo insuficientemente explotado, que, si se gestiona adecuadamente, puede convertirse en una importante fuente de ingresos. Simultáneamente, las ciudades tienen responsabilidades críticas de planificación y obtención de permisos, que cuando se combinan con la gestión estratégica de activos de tierras, pueden desbloquear una financiación pública y privada significativa en forma de recuperación del valor de la tierra (también conocido como plusvalías).
Este enfoque busca capturar parte del aumento en el valor de la tierra y la propiedad resultante de la inversión en infraestructura pública o acción administrativa (por ejemplo, rezonificación) de propietarios privados. Estopuedetomardiferentesformas, porejemplo:
- La valorización: ampliamente utilizados y aceptados en Colombia, permiten cobrar recursos adicionales de los propietarios beneficiarios.
- Los gravámenes de desarrollo: pueden obtenerse de los desarrolladores a cambio de un permiso de planificación
- Los Certificados de Derechos de Construcción Adicional o Potencial, utilizados en Brasil, permiten reglas especiales de zonificación y construcción.
Las proyecciones previas de nuevos ingresos pueden permitir que los municipios tomen prestado o emitan bonos sobre ingresos futuros (por ejemplo, financiamiento de incremento de impuestos). Más allá de las funciones de uso de la tierra, estos instrumentos pueden generar motivación para que las ciudades pongan mayor énfasis en la gestión general del portafolio de tierras, para fortalecer los sistemas de registro y valoración de suelo, y para actualizar sus catastros.
- Asociaciones Público-Privadas:
Las alianzas público-privadas, que a menudo se derivan del potencial que tienen los terrenos municipales no utilizados y los activos físicos, siguen siendo una fuente marginal de financiamiento del desarrollo verde en las ciudades de ALC. Sin embargo, el financiamiento del sector privado será fundamental en la lucha contra el cambio climático.
Aunque se han financiado en la región algunos proyectos que contribuyen a la descarbonización en las ciudades (por ejemplo, iluminación LED pública en Chile, trenes ligeros en Brasil), son más raros los casos en los que el sector privado se asocia en la implementación de medidas de resiliencia y adaptación. Un caso digno de mención es el del Instituto Semeia, que apoya la estructuración de APP en la gestión de parques. Los entornos propicios que atraen a inversores privados necesitan mecanismos regulatorios transparentes y, en el caso de la financiación de proyectos de adaptación, también requieren definiciones mejoradas y estandarizadas, metodologías contables, datos y un seguimiento coordinado y creíble de los compromisos contra el cambio climático.
Reunión de Alcaldes 2023: Financiamiento del desarrollo sostenible de las ciudades
El 26 de abril, la Red de Ciudades del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) organizará su Reunión de Alcaldes anual en la ciudad de Denver, EEUU. Este año, y bajo el lema “Financiamiento del desarrollo sostenible de las ciudades”, el BID reunirá a cerca de cuarenta alcaldes de la región para fortalecer el liderazgo de las ciudades de la región en el acceso afinanciamiento a través del intercambio de conocimientos y experiencias.
Este articulo realizado por el BID, da información sobre diferentes formas y sistemas de financiamiento el cual es un instrumento para ciudades como Tijuana, ojalá y alguien de esta administración pudiera ir a capacitarse y más ahora que nuestra Alcaldesa nos etiqueto como ciudad mazapán.
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