El pulso por la influencia en LatAm
Latinoamérica sigue de cerca los posibles efectos de una mejora en la tensa relación entre las dos mayores potencias económicas mundiales, ante la alta dependencia que tiene de ambos mercados.
A principios de mes, el presidente estadounidense advirtió sobre la “trampa de la deuda” Chinaen el marco de la primera cumbre de la Alianza para la Prosperidad Económica en las Américas (APEP) en la que participaron los líderes de once países de Latinoamérica.
“EE.UU. ya es, con diferencia, la mayor fuente de inversión en América Latina y el Caribe, y vamos a asegurarnos de que nuestros vecinos más próximos sepan que pueden elegir entre la diplomacia de la trampa de la deuda y enfoques transparentes de alta calidad para las infraestructuras y el desarrollo”, dijo Biden en su momento.
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En este sentido, también se pronunció este mes la secretaria del Tesoro estadounidense, Janet Yellen, quien abogó en el Foro de Inversión Responsable del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) por una mayor colaboración entre EE.UU.y Latinoamérica para fortalecer las cadenas de suministro y cortar la dependencia de China.
Según datos del Banco Mundial, en el año 2000 el mercado chino representaba menos del 2% del comercio total de Latinoamérica y el Caribe, mientras que en el 2022 creció al 17%.
Y, de acuerdo a cifras de la Universidad de Boston, a pesar de que la pandemia de coronavirus impactó la inyección financiera del gigante asiático en Latinoamérica, con la reapertura de la economía se registró la emisión de por lo menos US$813 millones en nuevos préstamos en 2022.
“Biden asumió una postura demandante, fue una forma de mostrar músculo diplomático y firmeza frente a China. La reunión no redujo la disputa de base, es decir, mientras que China busca ser tratada como potencia, EE:UU. se resiste a reconocer paridad de poder”, analizó el académico, investigador y especialista en política exterior en la región de Asia Pacífico, Camilo Defelipe Villa.
Defelipe Villa comentó que “la reunión solo agregó promesas de cooperación en áreas como la AI, pero dejó de lado cualquier iniciativa que implique facilitar el desarrollo tecnológico chino”.
Destacó además que si bien América Latina no fue parte de la agenda, en la medida que persiste la desconfianza por parte de EE.UU. “se lee entre líneas que Washington seguirá vigilante de la presencia de Pekín en la región”.
Ya en materia de seguridad, dijo que “probablemente, las repercusiones para América Latina implican una menor disponibilidad de fentanilo para los carteles de la droga y que el acuerdo de retomar la comunicación militar podría trasladarse a la cooperación militar de China con la región, aunque queda por ver qué asuntos se cubrirían”.
“Por último, es posible que Pekín y Washington no se bloqueen mutuamente en discusiones multilaterales referentes a cambio climático, lo cual podría favorecer la cooperación con América Latina en ese tema. El impacto en Latinoamérica de la reunión dependerá en buena de medida de la continuidad de los acuerdos y de las acciones específicas que se emprendan”, remató.
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