Las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) son el alma de muchas economías de todo el mundo. Son fundamentales para impulsar el crecimiento económico, crear empleo y fomentar la innovación.
Según Naciones Unidas, las mipymes representan el 90% de las empresas, entre el 60 y el 70% del empleo y el 50% del PIB mundial.
Las mipymes son ágiles, pueden adaptarse rápidamente a los cambios del mercado y a menudo llenan vacíos en el mercado que las grandes empresas podrían pasar por alto. Suelen ser muy adaptables y estimulan las economías locales fomentando el emprendimiento y apoyando a las poblaciones vulnerables. Las mipymes contribuyen a una base económica diversificada y resistente, que es crucial para la estabilidad y la prosperidad a largo plazo.
Las mipymes actúan a menudo como unidades auxiliares de empresas más grandes, formando una parte vital del ecosistema de la cadena de suministro. Su supervivencia garantiza el buen funcionamiento de industrias más grandes y contribuye a la productividad y eficiencia generales de la economía.
Al proporcionar empleo y fomentar el emprendimiento, las mipymes también contribuyen a la estabilidad social. Ofrecen vías para la generación de ingresos, reduciendo las desigualdades de renta y garantizando una distribución más equitativa de la riqueza.
La salud y la supervivencia de las mipymes están entrelazadas con la vitalidad económica de una nación. Su quiebra podría provocar una pérdida masiva de puestos de trabajo, una reducción de la innovación y una importante desaceleración de la actividad económica, causando perturbaciones sistémicas que podrían amenazar a sistemas económicos más amplios.
Apetito y tolerancia al riesgo
Asumir riesgos es un aspecto esencial de la iniciativa empresarial, y las mipymes no son una excepción. De hecho, se supone que los empresarios son los mejores gestores del riesgo, pero los problemas surgen cuando la pasión supera a la realidad y el empresario pierde de vista el apetito y la tolerancia al riesgo.
El Instituto de Gestión de Riesgos (Institute of Risk Management) define el apetito de riesgo como “la cantidad de riesgo que una organización está dispuesta a buscar o aceptar en la consecución de sus objetivos a largo plazo”. Además, define la tolerancia al riesgo como “los límites de la asunción de riesgos fuera de los cuales la organización no está dispuesta a aventurarse en la consecución de sus objetivos a largo plazo.”
Para fijar el apetito y la tolerancia al riesgo, las mipymes deben entender primero el universo de riesgo y aplicar un proceso básico de gestión del riesgo empresarial. El universo de riesgo es toda la gama de riesgos que podrían repercutir, positiva o negativamente, en la capacidad de cumplir los objetivos a largo plazo.
Las mipymes son vulnerables a una miríada de riesgos -financieros, geopolíticos, operativos y debido a su exposición a mercados más amplios- que pueden afectar a sus operaciones y a su sostenibilidad. Cada uno de estos riesgos, aunque supone un reto, también presenta oportunidades para que las mipymes innoven y se adapten en un entorno empresarial dinámico.
Creando procesos de gestión de riesgos para las mipymes
Establecer un proceso de gestión de riesgo implica un planteamiento estructurado adaptado a las necesidades, la escala y los retos específicos de las mipymes. Ese proceso no debe considerarse un gasto, sino una inversión en la preparación para el riesgo. Mientras que varias normativas y directrices imponen la gestión de riesgo a las grandes organizaciones, las mipymes también pueden tomar medidas en este ámbito. A continuación se explica cómo:
Empezar por la cultura: Empiece por obtener el compromiso de la cúpula directiva. La implicación de los promotores y la dirección es crucial. Deben fijar la importancia de la gestión del riesgo y asignar recursos para su aplicación efectiva.
Designar un responsable de riesgos: Es posible que las mipymes no dispongan del presupuesto necesario para contratar a un responsable de riesgos. En su lugar, pueden identificar a un responsable interno que pueda obtener la certificación de gestión de riesgos (ERM, por las siglas enterprise risk management) reconocida a nivel mundial y, a continuación, actuar como responsable de riesgos designado.
Establecer un marco de gestión de riesgos: Desarrollar políticas y procedimientos para la gestión de riesgos. Esto implica definir funciones y responsabilidades, establecer niveles de tolerancia al riesgo y detallar los métodos y herramientas utilizados en la gestión del riesgo.
Identificar campeones del riesgo: Los campeones del riesgo son profesionales designados en cada departamento, responsables de la identificación periódica del riesgo y de la aplicación de las políticas de gestión del riesgo. Los campeones del riesgo también deben recibir capacitación formal de organismos certificadores con regularidad y trabajar en estrecha colaboración con el responsable principal de riesgos.
Realizar una evaluación de riesgos: Identificar, analizar y priorizar los riesgos. Hay que evaluar los riesgos potenciales, ya sean operativos, financieros, estratégicos o externos, y cuantificar su impacto y probabilidad. A partir de ahí, se pueden clasificar y priorizar, y desarrollar estrategias de respuesta adecuadas.
Supervisar e informar continuamente: Implantar un sistema para supervisar e informar continuamente sobre los riesgos. Revisar y actualizar periódicamente el perfil de riesgo y asegurarse de que cualquier riesgo nuevo o cambio en los riesgos existentes se identifica y aborda con prontitud. Considerar el uso de software o herramientas de gestión de riesgos en línea asequibles y adaptados a las mipymes.
La oportunidad de la gestión de riesgos
Al integrar la gestión de riesgos en el entramado de sus operaciones, las mipymes pueden sortear mejor las incertidumbres, optimizar sus procesos de toma de decisiones y mejorar su capacidad de resiliencia ante posibles retos. Además, al gestionar el riesgo, las mipymes demuestran mejores prácticas para generar confianza entre las partes interesadas, incluidos inversores, acreedores, proveedores y clientes.
Demostrar un enfoque proactivo de la gestión de riesgos indica que una empresa tiene visión de futuro y está preparada para afrontar retos imprevistos, lo que fomenta la confianza y refuerza las relaciones comerciales.
Aunque la gestión de riesgo pueda parecer un ámbito reservado a las grandes empresas, sus principios son beneficiosos para todos. Para las mipymes, integrar la gestión de riesgo puede ser la diferencia entre prosperar en la incertidumbre o verse abrumadas por ella.
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