La innovación es la clave para que Panamá pueda mitigar futuras sequías en una de las rutas marítimas más transitadas del mundo.
Después de uno de los años más secos registrados causara estragos en el Canal de Panamá, los administradores tenían algunas cosas que celebrar este mes.
En primer lugar, se trataba de un cumpleaños: se cumplían 110 años desde que el primer barco transitó por el paso dragado del país centroamericano, cambiando para siempre la forma en que se mueve el tráfico marítimo en todo el mundo. En segundo lugar, después de una sequía prolongada que causó retrasos dramáticos en el transporte marítimo mundial, el Canal de Panamá volvió a la “normalidad”, con capacidad para hasta 36 tránsitos por día, frente a un mínimo de 22 tránsitos en diciembre.
El atasco de tráfico del Canal de Panamá dominó las noticias económicas durante meses en 2023 y principios de 2024, arrojando luz sobre cómo se mueven las mercancías en todo el mundo y demostrando los efectos de largo alcance de los patrones climáticos volátiles. En su punto álgido el verano pasado, unos 135 barcos esperaban para pasar por la vía fluvial de 82 kilómetros que conecta los océanos Atlántico y Pacífico, un 50% más de lo que normalmente estaría en cola. El cuello de botella tuvo enormes implicaciones para el comercio mundial, ya que los grandes buques que transportaban aves de corral o granos permanecieron inactivos en el mar, o empresas como Cheniere Energy, un exportador de gas natural licuado (GNL), optaron por utilizar rutas de envío más largas.
Para Ricaurte Vásquez Morales, administrador del canal, las lecciones aprendidas durante la sequía han preparado a la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) para más tormentas. Porque se avecinan más. “La ACP estará preparada para otra sequía que estamos programando en los próximos cuatro años”, dijo durante una mesa redonda virtual con periodistas internacionales. “Tengan en cuenta que tuvimos sequía en 2016, 2019 y luego 2023. Entonces la frecuencia ahora es más rápida”.
En octubre de 2023, el octubre más seco desde 1950, se registró una caída del 41% en las precipitaciones, lo que los investigadores relacionaron con El Niño. “Seguimos dependiendo de las lluvias”, dijo Vásquez Morales. “Por eso tenemos que ser muy creativos en la forma en que utilizamos todos los demás elementos, para aprovechar al máximo cada gota de agua”. Eso significa acomodar el mismo volumen de carga con menos tránsitos, utilizando barcos más grandes.
El Financial Times informó que los productos alimenticios y algunos clientes de GNL no están regresando al Canal de Panamá debido a las interrupciones. El canal está “jugando con la idea” de subastar espacios a largo plazo, dijo Vásquez Morales, para ofrecer a los clientes, que tienen poca libertad en lo que respecta a los horarios, una mayor certeza.
En un panorama más amplio, la PCA también está considerando construir un polémico reservorio multipropósito de 1.600 millones de dólares, represando el cercano río Indio, para aumentar la capacidad de almacenamiento de agua y satisfacer las demandas del consumo humano y el tráfico marítimo.
El Canal de Panamá conecta 180 rutas marítimas y llega a 1.920 puertos en 170 países. Cada año se mueven por él unos 270.000 millones de dólares en carga, incluido el 40% del tráfico de contenedores de EE.UU. Utiliza el agua que se acumula en dos embalses para hacer pasar a los barcos por su sistema de esclusas. En 2023 y parte de 2024, esos embalses vieron caer sus niveles de agua debido a la prolongada sequía. Panamá se encuentra ahora en su temporada de lluvias, lo que está ayudando a llenar de nuevo los lagos artificiales. A finales de noviembre, el ACP sabrá en qué situación se encuentra de cara a la temporada seca y qué tiene que hacer para adaptarse.
“Desde el punto de vista operativo, tenemos un mejor conocimiento y más datos sobre cómo manejar las capacidades hídricas”, dijo Vásquez Morales.
La sequía también expuso la intersección de intereses contrapuestos por un recurso tan preciado como el agua. El canal, que genera miles de millones de dólares para Panamá cada año, tiene que gestionar su uso del agua en función de las necesidades de una población local en aumento, así como de las demandas agrícolas y mineras.
Pero es necesario trabajar más para comprender y satisfacer las necesidades de la comunidad local, dijo Vásquez Morales. Algunos agricultores locales han expresado su oposición al proyecto de ampliación del embalse por temor a que inunde sus tierras. Dijo que el tema está ahora en el primer plano de las preocupaciones políticas en el país.
“No nos quedamos tranquilos. Este año hemos tenido desafíos y el año que viene habrá nuevos”, afirmó. “Pero algo que hemos demostrado al mundo es la capacidad de adaptación para afrontar los desafíos que se presentan como consecuencia de acontecimientos que no podemos controlar, como las lluvias y los acontecimientos geopolíticos”.
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