Baja California es un estado que en materia electoral se comporta de forma significativamente distinta al resto del país, y lo demostró nuevamente en las recientes elecciones. En Baja California, a diferencia del resto del país, el desastre del PRI fue mayúsculo, el PAN se llevó “Carro Completo”, los partidos pequeños y de reciente creación ganaron terreno, el voto nulo se situó por encima de la media nacional, y por último, Baja California tuvo la más baja participación electoral a nivel nacional con el registro histórico del 29.54%, así la entidad que en los 90 era ejemplo de asistencia a la urnas es hoy las más abstencionista.
Tal vez encontremos algunas explicaciones a esto en el rechazo a las reformas impulsadas por el presidente Enrique Peña Nieto y el Partido Revolucionario Institucional, en el escenario de profunda pobreza en el terreno de las propuestas, en la discrepancia de los ciudadanos con las opciones disponibles en la boleta, en los candidatos con falta de visión, en los liderazgos poco inspiradores, en las propuestas simplonas, en las campañas burdas, poco focalizadas e inteligentes.
De acuerdo con el Instituto Nacional Electoral (INE) a través del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP), en las elecciones federales celebradas en el estado de Baja California el PAN consiguió 28.82% de la votación (8 puntos por arriba de su promedio nacional), con esto el blanquiazul logró para su causa los ocho distritos electorales de la entidad y en consecuencia ocho diputaciones federales al Congreso de la Unión. El PRI obtuvo el 17.76% (casi 12 puntos abajo del promedio nacional). Morena − la gran sorpresa− consiguió constituirse en la tercera fuerza política con el 12.80% de la votación, en un estado donde electoralmente no tenían presencia los partidos de izquierda; Movimiento Ciudadano alcanzó el 7.03%; Encuentro Social 6.10%, Nueva Alianza 4.82%, el Partido Verde 4.39%, el PRD –el gran perdedor de las elecciones− logró el 3.76%, PT 3.55%, y el Partido Humanista 2.96%.
Baja California ha dado desde hace casi 30 años muchas victorias al Partido Acción Nacional. A pesar del descontento de la ciudadanía por las incapacidades de los gobiernos blanquiazules, en esta elección el PAN se adjudicó una victoria más en la entidad; una victoria atribuida al rechazo hacia Peña Nieto y por consiguiente a el PRI y a sus torcidas reformas.
En cuanto al abstencionismo, Baja California tuvo la más baja participación electoral a nivel nacional con el registro histórico del 29.54 %, lejos del 69.26 % de participación que obtuvo Yucatán. Mientras que el voto nulo se constituyó en la cuarta fuerza política en la entidad, con el 7.51% de los votos. Cabe recordar que previo a la elección, los analistas Denise Dresser y José Antonio Crespo, encabezaron el movimiento a favor del voto nulo como forma de protesta, afirmando que éste no beneficia a partido alguno. Roberto Duque, académico de la UNAM en derecho electoral, sostiene que sí. “Didácticamente el voto nulo beneficia a los partidos en la repartición del presupuesto, tiempo de televisión y en la cantidad de diputados plurinominales que les serán otorgados”, explica.
El académico precisa que mientras más indecisos votemos nulo, más valor cobran los votos obtenidos con trampas (y con voto duro). En contraste, mientras más indecisos distribuyamos libremente nuestro voto válido entre el abanico de partidos y candidatos, decrece el peso de esas maquinarias en el resultado electoral. “Por eso es que la promoción del voto nulo es tan perniciosa”, asegura.
La propuesta es que cambien las reglas y que el “voto en blanco” tenga validez. Que en el futuro los ciudadanos tengamos en la boleta una opción de protesta que sí valga. De esa manera: a más votos en blanco, menos beneficios reales para los partidos.
En conclusión, el PAN y sus ocho legisladores más los plurinominales, están obligados a realizar las cosas bien, pues de lo contrario, esta victoria puede resultarle muy costosa en las elecciones locales que están a la vuelta de la esquina. La familia priista debe entender el mensaje de que o cambia sus maneras de gobernar, o los bajacalifornianos seguirán dándole la espalda. Que los partidos más pequeños y los de reciente creación hayan tenido más del 40% de la votación muestra que los electores están en la búsqueda de nuevas opciones o nuevas caras, así que los “broncos” bajacalifornianos podrían dar la sorpresa en las elecciones de 2016, más aún porque las actuales administraciones municipales están quedando a deber, lucen grises, aletargadas, sin rumbo y sin comunicación, sobre todo en materia de seguridad pública. La emergencia en este tema no ha sido admitida ni dimensionada en su gravedad, ni a nivel municipal ni a nivel estatal, por ello los líderes empresariales han alzado de nuevo la voz, no sólo para requerirles a los gobiernos estatales y municipales voluntad política y liderazgo para enfrentar la problemática, sino para plantearles propuestas específicas de lo que demandan en materia de seguridad.
El PAN definitivamente no ganó estas elecciones por sus propuestas o por sus candidatos, sino por el efecto Peña Nieto que hace tres años arrasó en todo México, mismo que ahora con sus errores continuos, sobre todo con la frontera norte, lo hundió. No se confíen, ahí vienen los “broncos”.
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